La unidad probada es casi un preserie, con matrícula alemana, motor 1.5 Turbo de gasolina con 163 CV, tracción total 4WD, cambio automático de variador continuo CVT con 8 marchas prefijadas, y acabado alto de gama Kaiteki (aunque con especificaciones que no corresponderán al 100% a las de los modelos españoles).
¿Eclipse Cross? ¿Pero Eclipse no era un coupé que dejó de venderse por los 90? Sí, parece un pequeño sacrilegio utilizar el nombre de un coupé para un SUV, pero el marketing manda. Lo bueno, que todo el mundo lo reconocerá como un Mitsubishi.
Por fuera, al primer vistazo se comprueba que tiene una estética muy personal. Si bien el frontal es "marca de la casa" con unos faros rasgados flanqueando la parrilla con el logo de los tres diamantes y una línea cromada ondulada que recorre los paragolpes verticalmente, tanto el lateral como la trasera no se parecen a ningún otro modelo: el lateral adquiere una considerable caída del techo en su parte final (para simular cierto aire coupé), y en la parte trasera vemos un alerón que divide a la luneta trasera en dos partes, junto a unos pequeños pilotos pentagonales que se extienden hacia arriba a ambos lados de la luneta. Vamos, una estética diferente, lo cual es de agradecer hoy en día, con tantos modelos similares.
Por dentro, se nota que con este modelo quieren "darlo todo" en el mercado europeo: plásticos blandos por doquier en salpicadero y puertas, buen tacto de botones y ruletas, buenos ajustes... la mejora con respecto al ASX es muy considerable. Los múltiples reglajes (eléctricos en esta terminación Kaiteki) ayudan a conseguir una adecuada postura de conducción, y a pesar de ser un SUV, los mencionados reglajes consiguen que adoptemos una postura no "de furgoneta" y sí más de un turismo un poco alto, con la buena visibilidad hacia adelante que otorga ir sentado elevado. Eso sí, la visibilidad hacia atrás queda comprometida al ir la luneta trasera partida, ¡la estética manda!
La habitabilidad es más que correcta, con unas plazas delanteras holgadas, y unas traseras en las que irán sin problemas dos adultos de buena estatura, incluso a pesar de la ya mencionada caída del techo (yo mido 1,77 y entraba sin problemas, me sobraban tanto altura como espacio para las piernas). Además, los respaldos traseros son regulables en inclinación, con lo que conseguir un viaje cómodo es muy sencillo (olvidados quedan los respaldos verticales del ASX). Y el maletero es suficientemente amplio y con formas regulares que lo hacen muy aprovechable.
Toca ponerse en marcha y probar motor y cambio. El motor al ralentí no suena nada de nada, ni notas que está arrancado. En conducción normal tampoco suena mucho, lo cual dice bastante de la buena insonorización, y además produce cero vibraciones (no como otros rivales que son de tres cilindros). Sí que se vuelve algo rumoroso al apurar algo las marchas, y con buen sonido, lo cual será de agradecer también por aquellos que amamos la gasolina y nos gusta estirar de vez en cuando el motor. En el breve recorrido de prueba no pude apreciar demasiado sobre las prestaciones, me parecieron correctas para su potencia (del consumo no puedo hablar). Y sobre el cambio... pues una gratísima sorpresa, porque he probado varios CVT en otras marcas y siguen recordándome a un Vespino, pero aquí las falsas 8 marchas hacen que parezca un cambio tradicional de convertidor de par; no es rápido como un doble embrague pero hace su cometido de forma más que correcta. Además en el modo manual no cambia solo nunca y tampoco hace función kick-down, ¡por fin un modo manual de verdad al 100%! Lo que sí noté es que la suspensión es tirando a dura, ya que los baches se notan, aunque supongo que es el precio a pagar por llevar un coche alto y con este nivel de potencia.
Y del equipamiento, pues decir que esta versión tope de gama Kaiteki incorporaba casi de todo: faros led, tapicería de cuero, techo solar, pantalla central de 8 pulgadas (con un curioso sistema touch-pad entre los asientos para manejarla, aunque también tiene funciones táctiles) con Apple Car Play pero curiosamente sin sistema de navegación, asientos delanteros calefactables y con regulación eléctrica (en esta versión alemana también eran calefactables los traseros), control de ángulo muerto, cámara de visión trasera (pero sin sensores de aparcamiento, que sí serán de serie en las unidades españolas), sistema de visión 360º, control de crucero adaptativo, equipo de sonido Rockford Fosgate con 9 altavoces, freno de mano eléctrico... Además, tracción total y cambio automático, lo que eleva la factura final a 36000 euros sin descuentos, un precio que se me antoja un pelín elevado, aunque hay versiones más básicas con tracción delantera y cambio manual desde 26300 euros sin descuentos, lo cual es ya un precio más razonable (no olvidemos que tiene 163 CV). Lo malo, que de momento se ofrece únicamente con esta motorización de gasolina, que puede que sea demasiado potente para muchos usuarios; habrá que esperar a la llegada de más motorizaciones que completen la gama.
Resumiendo, un modelo que se mete de lleno en el segmento de moda, el de los SUV compactos, y ofrece muchos argumentos para dar guerra en él: estética diferente, buenos acabados, correcta habitabilidad y un motor solvente. Pero también hay que decir que la gama inicial es limitada (no hay versiones diésel ni híbridas), que la suspensión es tirando a firme, que la pantalla central es "extraña" de manejar (aunque acostumbrándose no habrá problema) y que la visibilidad trasera es mejorable; pequeños defectillos que no empañan un resultado general brillante. Eso sí, como siempre hago, recomiendo a los interesados que lo prueben personalmente para que comprueben si les gusta como a mí. Ya se pueden realizar pedidos, y las primeras unidades se entregarán durante los primeros meses de 2018.
Gracias otra vez a Mitsubishi Gil Automoción, concesionario Mitsubishi para Alcalá De Henares, por permitirme realizar esta prueba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Un blog sin opiniones no es nada, así que deja la tuya. ¡Gracias!