Esta actualización es la segunda que se realiza sobre este modelo, que empieza a tener sus añitos ya... (fue lanzado originalmente en 2010). Aunque si las ventas acompañan, ¿para qué sacar uno nuevo, si el actual (llamado Prado en algunos mercados) es uno de los mejores TT del mercado?
Por fuera, los mayores cambios se centran en el frontal: nuevo capó, nueva parrilla, nuevos faros principales (con luces diurnas de ledes, pero que no pueden ser full-led), nuevos antinieblas, y nuevo paragolpes. En la trasera no hay tantos cambios, ya que se reducen a nueva disposición interior de los pilotos (con luces de freno de ledes), borde de la matrícula rediseñado y nuevo paragolpes. Estos nuevos paragolpes delantero y trasero hacen que la carrocería crezca 60 mm, llegando a 4,840 m en la versión de 5 puertas (4,565 m mide la de tres con la rueda de repuesto exterior y 4,395 m sin ella). Las llantas también son de nuevo diseño, existiendo en medidas de 17, 18 o 19 pulgadas. Además, la carrocería puede elegirse en diez colores diferentes, siendo nuevos dos de los tonos: "Azul Midnight Emerald" y "Bronce Avantgarde".
Por dentro también cambia, ya que dispone de un salpicadero completamente nuevo (y de líneas quizá demasiado rectas). Incorpora el sistema multimedia Touch Go 2 con pantalla de 8 pulgadas, instrumentación Optitron con pantalla de 4,2 pulgadas, nuevo volante (heredado del Land Cruiser V8) e iluminación interior de tipo led. El interior puede elegirse en tres tonos diferentes (siendo el "Beige Premium" nuevo). Por último, los asientos delanteros incorporan ventilación y los traseros calefacción. El parabrisas es calefactable también, al igual que los eyectores de los limpiaparabrisas.
El motor no cambia, estando disponible en Europa occidental únicamente con el 2.8 D-4D de 177 CV. Ofrece 370 Nm de par con el cambio automático (420 Nm con la caja manual), y con él alcanza los 175 km/h de velocidad máxima y acelera de 0 a 100 km/h en 12,7 segundos. (En Europa del Este también habrá motorizaciones de gasolina, 2.7 VVT-i de 161 CV y 4.0 VVT-i de 249 CV).
Esta actualización sirve además para incoporar el sistema Toyota Safety Sense, que consiste en varias ayudas a la conducción en combinación con la transmisión automática: sistema precolisión con detección de peatones, control de crucero adaptativo, avisador de cambio de carril involuntario y control inteligente de luces de carretera. Incorpora también otros sistemas de ayuda a la conducción como el detector de ángulo muerto o la alerta de tráfico cruzado trasero.
Lo que no cambia son sus buenas aptitudes todoterreno, ya que sus ángulos son ataque 31 grados, salida 25 y ventral 22, junto con una altura libre al suelo mínima de 215 mm (205 mm en la versión 3 puertas). Y, por supuesto, la tracción total con reductora, ayudada por un selector de modos de conducción, las cámaras 360º y el "Multi Terrain Monitor". Vamos, que llega allí donde los SUV sólo pueden soñar.
Se presenta en el Salón de Frankfurt como modelo 2018, por lo que es previsible que no tarde en salir a la venta.
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