Mazda acaba de presentar la segunda generación de su exitoso SUV compacto CX-5.
A pesar de ser casi todo nuevo, mantiene casi inalteradas las medidas de la generación anterior, con 4,55 m de largo, 1,84 m de ancho y 1,69 m de alto, con una batalla de 2,70 m.
Por fuera se mantiene el estilo de la generación anterior. Y quizá demasiado, ya que podría pasar por un simple restyling, puesto que las líneas generales son las mismas que las del CX-5 anterior. Claro que, visto el éxito de la generación anterior, debieron pensar que mejor no tocarlo demasiado "porsiaca"; y es que este modelo representa el 25 % de las ventas totales de la marca. Eso sí, se sigue afinando el diseño Kodo, con líneas más afiladas, rasgos más definidos, nuevas llantas de aleación de hasta 19 pulgadas, y un nuevo color de carrocería llamado Soul Red Crystal.
Los diversos cambios estructurales han supuesto que el pilar A se retrase 35 mm con respecto a la generación anterior, y que el centro de gravedad baje 10 mm, lo que supone mejoras en la visibilidad y en la dinámica del vehículo.
Por dentro, todo es nuevo y nada recuerda al modelo anterior. Se podrá elegir entre tres paquetes interiores: cuero blanco, cuero negro y tela negra. La consola central ha sido elevada, y la palanca del cambio también (60 mm en las versiones automáticas y 40 mm en las manuales). La ya mencionada reubicación de los pilares A, junto a unos retrovisores más pequeños, hacen que mejore la visibilidad en diagonal del conductor. La practicidad interior mejora también, ya que los asientos traseros reciben un nuevo y mejorado sistema de plegado, y el maletero crece hasta los 505 litros de capacidad (medida DIN, incluyendo el espacio inferior).
La instrumentación recibe una nueva pantalla TFT en color de 4,6 pulgadas, situada en la parte derecha. Además, el conductor dispondrá del Active Driving Display, que es un head-up display proyectado en el parabrisas. Por último, la pantalla central del salpicadero es de 7 pulgadas y se reposiciona en la parte alta para ser visible más fácilmente.
Las motorizaciones siguen siendo las mismas que las de la generación anterior (aunque no se especifica si han recibido algún cambio y/o optimización), pudiendo llevar dos motores de gasolina (2.0 y 2.5) y uno diésel (2.2). Se podrá elegir igualmente entre tracción delantera o total AWD.
Se empezará a vender en Japón en febrero de 2017, extendiéndose posteriormente al resto de mercados. Es un buen coche, con una estética preciosa pero quizá demasiado continuista. ¿Funcionará? Es muy posible que sí, de hecho no sería la primera marca en hacerlo... (pienso en algunas marcas premium que todos conocemos).
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