Bajo una apariencia de SUV bajito (o de berlina de 5 puertas un poco elevada) se esconde mucha tecnología. Es un modelo casi igual de largo que el F-Pace (4,68 m, apenas 5 cm menos), pero de mucha mayor batalla (12 cm más). Además, mejora el coeficiente aerodinámico hasta un buen 0,29.
Dispone de dos motores eléctricos, que aportan una potencia de 400 CV y 700 Nm de par, además de tracción total. Además, adopta una batería de 90 kWh que puede recargarse en algo más de dos horas utilizando un cargador de 50 kW (un 80 % de carga en 90 minutos). Todo ello permite una aceleración de 0 a 100 km/h en unos cuatro segundos, y una autonomía superior a los 500 km (ciclo NEDC).
En el interior, lujo a raudales. Dispone de tres pantallas, dos de ellas táctiles. La no táctil es la instrumentación (siendo de 12 pulgadas), y las dos táctiles se encuentran en la consola central (una para el infoentretenimiento y otra para la climatización). Se aprecian materiales muy bien estudiados y pocos elementos realmente futuristas, siendo un interior que podría ser llevado a producción con pocos cambios.
Además de un buen espacio interior (para cinco pasajeros), dispone de un maletero de 530 litros (junto a otro pequeño en la parte delantera), lo que permite al modelo ser un buen coche familiar. Las formas esculpidas de la carrocería y las llantas de 23 pulgadas (¡23!) le dan un toque muy dinámico.
Jaguar dice que este modelo anticipa un modelo de producción que saldrá a la venta en 2018. Yo lo veo perfectamente factible, ya que con cuatro cambios podría salir a la venta hoy mismo (¡si hasta tiene retrovisores!). Y además, es un modelo precioso e imponente, acierto pleno en la estética. Deseando estamos de ver el modelo final.
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