Esta nueva generación, la octava (la primera se presentó en 1968, no ha llovido ni nada...), crece hasta los 5,34 metros de largo. Se presenta en tres versiones, como es habitual: cabina sencilla (2 plazas), cabina extra (4 plazas) y doble cabina (5 plazas).
Además, estrena un nuevo motor 2.4 diésel de 150 CV con 400 Nm de par y que incluye stop/start. Se ofrecerá en versiones con caja manual o automática. Su capacidad de remolque ha aumentado hasta las 3,2 toneladas.
Por fuera, todo nuevo. El frontal, con luz diurna de ledes, como es habitual. Y la cabina ha tratado de integrarse mejor con el habitáculo. Además, lleva llantas de 17 o 18 pulgadas según la versión. Y se podrá elegir en 8 colores diferentes, tres de los cuales son nuevos: "orange spice", "volcano red" e "hydro blue".
Por dentro, todo nuevo también. Ahora las pickups poco tienen que envidiar a los turismos o todoterrenos, ya que el interior podría pasar por el de cualquier otro modelo de la marca, con su pantalla central de 7 pulgadas junto a otra de 4,2 pulgadas en la instrumentación. Y podrá incluir el "Toyota safety sense" que incluye diversos sistemas de seguridad entre los que se incluye la alerta por cambio de carril.
En resumen, una nueva generación mejor en todo para seguir siendo la líder de las pickups en Europa (23,1 % de cuota del segmento y más de 34000 unidades durante 2015, según Toyota). Aunque su público haya disminuido en favor de los SUVs, siempre tendrán sus adeptos. Y esta Toyota es una de las mejores opciones.
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