El diseño no difiere de cualquier otra versión del Focus, así que ya es de sobra conocido: frontal bien resuelto con trasera extraña (al menos en esta versión 5p), con unos pilotos que "muerden" demasiado el lateral. Tampoco ha experimentado cambios el interior; los ajustes son buenos, y los materiales en general también (plásticos blandos en varias superficies a la vista, aunque algunos más escondidos son mejorables), aunque en la consola central hay demasiados botones y los mandos de la radio son algo confusos de accionar.
La postura de conducción y los asientos son excelentes; es fácil lograr una postura adecuada independientemente de tu estatura. Además, en las plazas delanteras hay espacio de sobra, así como en las traseras (mejor dos que tres ocupantes, como es habitual). El maletero sí que podría ser algo más grande.
Pero aquí lo importante era la tecnología EcoBoost. ¿En qué consiste? Pues en el ya famoso "downsizing", que se basa en cambiar los motores anteriores por motorcillos cada vez más pequeños y más apretados mediante turbos y otros artilugios para intentar no perder potencia. En la unidad que probé, el motor es un tres cilindros con un litro de cilindrada, estirado hasta los 125 CV.
¿Y qué tal va? Pues sorprendentemente bien. Vale que podría tener más bajos, pero estira con alegría y hace ruido como de motor más "gordo". A falta de medir adecuadamente las prestaciones, no da sensación de coche lento, sino de ir acorde con su potencia. Del consumo no puedo hablar, ya que no lo probé en las condiciones adecuadas. Pero vamos, que me gustó el motorcillo. Eso sí, habrá que esperar un tiempo y comprobar su fiabilidad...
Además, como parte del evento se mostraban un par de "gadgets" del Focus, que son el asistente de aparcamiento y la frenada automática en ciudad. El asistente de aparcamiento funciona bastante bien; tú sólo tienes que apretar un botón, indicar con el intermitente en qué lado quieres aparcar, y después seguir las indicaciones de la pantalla acerca del cambio de marchas y de los pedales (el volante se mueve solo). Deja el coche bastante bien colocado con respecto a la acera, y no necesita demasiado espacio de más (aunque un conductor acostumbrado a aparcar lo hará bastante mejor y en menos sitio). Vamos, que el sistema ha mejorado bastante con respecto a lo que había hace unos años en otras marcas.
Y la frenada automática en ciudad consiste en que el coche lleva una cámara y detecta si delante de ti hay otro coche parado o demasiado cerca. Si es así, y vas a menos de 30 km/h, el coche frena en seco y evita el golpe; si vas a más de 30 km/h el golpe es inevitable. Pero bueno, no está mal para evitar pequeños golpes de los conductores que van pensando en lo suyo en vez de ir conduciendo, como deberían hacer.
Gracias a Ford y a Autofácil por invitarme al evento. El resto de las fotos, aquí.
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