Por fuera
Qué decir de la estética de este pequeñín, es un modelo que gusta y mucho prácticamente a todo el mundo. ¡Y eso que lleva en el mercado desde 2007! 10 añazos ya (con un muy ligero restyling en 2016 que trajo nuevas luces diurnas, nuevos pilotos traseros, algunos cambios interiores y poco más), y a pesar de ello logra cifras de ventas que no paran de subir (no sólo es líder de su segmento sino que por poco no consiguió liderar el mercado global el pasado mes de marzo). Dicha estética es inconfundible, recordando al Fiat 500 clásico pero con toques actuales. Todo un acierto estético de la marca italiana.
Todo el coche prescinde de aristas; sus formas redondas hacen que su estética sea muy agradable. En el frontal vemos los faros en tres niveles, con las nuevas luces diurnas led en el medio; y en la trasera tenemos los nuevos pilotos con el centro hueco que ayudan a modernizar un poco la zona posterior. Sus zonas cromadas aportan elegancia, y sus posibilidades de personalización hacen que puedas tener un coche casi único: carcasas de retrovisores, color de la capota (beige en esta unidad), molduras laterales, pegatinas para laterales o el capó, carrocerías bicolor... Un sinfín de posibilidades. Además, esta versión es la 500C, la descapotable, que incorpora un techo de lona totalmente abrible en varias posiciones; aunque mantiene los pilares laterales, la sensación es casi casi de descapotable tradicional.
Por dentro
Pocas cosas han cambiado en el interior, sobre todo en esta versión Lounge. Se mantiene el salpicadero con la zona central de color (en este caso blanca como la carrocería), y tanto el ambiente interior como los asientos son personalizables también (en esta unidad el ambiente era negro con la tapicería en gris). El volante se regula en altura pero no en profundidad, y la regulación en altura del asiento sólo afecta a la banqueta, por lo que la postura de conducción no es todo lo adaptable que nos gustaría, y más teniendo en cuenta que los pedales van situados bastante cerca si queremos llegar bien al volante; aún así te acostumbras bastante rápido y no resulta una postura incómoda. Además, la palanca del cambio va situada en la consola central, en posición elevada y muy a mano del conductor, permitiendo unos cambios ágiles.
A pesar de que todo el interior está hecho con plásticos rígidos (como en todos sus rivales), la calidad de los mismos y su ajuste no admite ninguna crítica, estando todo bien ensamblado y sin "ruiditos". Los botones y ruletas tienen también buen tacto. La visibilidad es buena en todas direcciones, aunque al ser la versión descapotable no dispone de limpialuneta y eso hace que apenas veamos nada por ella si llueve (se ensucia muy fácilmente). Lo que denota un poco su veteranía es la pantalla central, muy pequeña y con pocas funcionalidades (hay otra más grande de 7 pulgadas opcionalmente, que viene de serie en otras terminaciones superiores). Los mandos de los elevalunas están situados en la consola también, cuando ya en casi todos los modelos están en las puertas; no es ni una ventaja ni una desventaja, simplemente hay que acostumbrarse. Y el climatizador automático (de serie) funciona bien manteniendo la temperatura, pero para estar a gusto hay que seleccionar más grados de lo que pensaríamos.
La habitabilidad... pues es bastante mejor de lo que parece. En las plazas delanteras hay sitio de sobra, en cualquier dirección,, y en las traseras caben dos personas sin demasiadas estrecheces. Mido 1,77 y detrás de mí quedaba sitio para que otro como yo entrase sin llegar a rozar con sus rodillas en el asiento delantero (aunque tampoco le sobraba espacio, pero claro, estamos hablando de un coche del segmento A). El acceso a dichas plazas es algo complicado al ser un tres puertas, como es lógico. Y el maletero se reduce con respecto a la versión cerrada, quedando en 185 litros, que son pocos pero bien aprovechables por sus formas; para el equipaje de un fin de semana es más que suficiente. Lo que llama también la atención a quien no lo sabe es la forma de esta tapa del maletero, que es muy pequeña al ir debajo del techo (y que hace que la boca de carga sea también pequeña, así que ojo con intentar meter alguna maleta "gorda").
En marcha
La versión probada equipa el veterano motor de cuatro cilindros, 1.2 litros y 69 caballos. Pensé que se quedaría corto y que únicamete valdría para ciudad y poco más... y me equivocaba por completo. Sí, de acuerdo, con esa potencia no es una bala, pero esos casi 70 CV cunden mucho más de lo que parece. En autovías y autopistas mantiene los 120 km/h sin demasiado esfuerzo, aunque a veces sea necesario reducir una marcha cuando aparecen los repechos. Incluso a pesar de no llevar techo metálico, no es un coche ruidoso a esas velocidades.
En carretera convencional, más de lo mismo. Hay que calcular bien los adelantamientos, reducir marchas y estrujar un poco el motor, pero se puede viajar perfectamente si no somos extremadamente impacientes. La suspensión es dura pero no incómoda, y los kilómetros pasan sin que notemos el cansancio en demasía. El comportamiento es bueno, siendo un coche noble siempre que tengamos en cuenta que no llevamos un deportivo entre manos, sino un descapotable para viajar tranquilos. De hecho, se puede viajar con el techo abierto hasta velocidades razonables sin que notemos mucho el aire o las turbulencias. Lo único, que la dirección es demasiado suave para mi gusto.
Y en ciudad, pues qué decir: es su hábitat ideal. Su pequeño tamaño ayuda tanto a callejear como a encontrar huecos para aparcar, y su consumo es moderado (también en carretera; obtuvimos una media de 6,5 litros durante toda la prueba que se realizó en todo tipo de vías, puertos de montaña incluidos). La dirección, que ya era suave, tiene además un modo City de sobreasistencia que hace que puedas mover el volante con un dedo para aparcar o a bajas velocidades (a partir de 30 km/h se desactiva solo, aunque también se puede anular esta función con un botón en el salpicadero).
Equipamiento y precio
La versión probada, 1.2 Lounge, parte de 18125 € según el configurador de la marca. El equipamiento principal incluye llantas de aleación de 16 pulgadas diamantadas, climatizador automático, dirección asistida dualdrive o volante regulable en altura. Como opciones principales están la pintura metalizada (470 €) o micalizada (650 €), el "pack U-Connect link" (600 €, incluye pantalla de 7 pulgadas, navegador y equipo de audio premium Alpine), "pack citta" (sensores de lluvia, luces y de aparcamiento), tapicería de cuero (desde 1095 €), asientos traseros abatibles (130 €), faros de xenon (785 €) o faros antiniebla (180 €).
La versión probada añade al equipamiento de serie la pintura en "Blanco Gelato" (470 €), el ambiente negro con la capota beige (sin coste), las molduras laterales (130 €) y los faros antiniebla (180 €), haciendo un total de 18905 €. Un precio algo alto, sí, pero no olvidemos que este coche es un capricho (y además los precios de concesionario seguro que son más ajustados).
Conclusión
Tenía muchísimas ganas de probar este coche, porque me encanta su estética desde que salió. Y me he enamorado más todavía, si eso era posible... Una estética preciosa, un equipamiento suficiente y un precio alto pero no desorbitado (con los descuentos del concesionario) hacen que este 500C sea el coche ciudadano ideal... si no necesitas las plazas traseras, y es que ni son holgadas ni su acceso es fácil, y si tienes que meter a un niño en la silla para llevarlo al colegio te vendrá mejor un 5 puertas (como el Panda, por decir un rival sin salir de la marca). Pero es que además esta carrocería descapotable te da una sensación de libertad que ningún techo panorámico puede igualar. Sí, este elemento se paga, pero merece la pena si puedes permitírtelo. Yo, que no necesito un coche así, me puse a hacer números... con eso lo digo todo.
- Destacable: estética, personalización, consumo contenido, carrocería descapotable.
- Mejorable: acceso a plazas traseras, volante no regulable en profundidad, precio sin descuento.
El resto de las fotos, aquí.
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